La diarrea en terneros es una de las enfermedades más comunes y preocupantes en la ganadería bovina, especialmente en las primeras semanas de vida. Aunque muchos productores la ven como un problema menor o pasajero, la realidad es que puede traer consecuencias graves: retraso en el crecimiento, aumento en los costos de tratamiento, y en los peores casos, la muerte del animal. Comprender sus causas, síntomas y tratamientos es clave para proteger la inversión y garantizar la salud del futuro hato.
¿Por qué se enferman los terneros?
La diarrea en terneros, también conocida como enteritis neonatal, es una condición en la que el ternero elimina heces líquidas, a menudo con mayor frecuencia y en grandes cantidades. Las causas pueden clasificarse en infecciosas y no infecciosas:
Causas infecciosas (las más comunes):
1. Bacterias: como Escherichia coli y Salmonella, que provocan infecciones intestinales severas.
2. Virus: como el rotavirus y coronavirus bovino, que dañan la mucosa intestinal.
3. Protozoarios: como Cryptosporidium parvum, un parásito muy resistente que afecta terneros jóvenes.
Causas no infecciosas:
• Deficiente consumo de calostro: si el ternero no recibe suficiente calostro en las primeras 6 horas de vida, queda expuesto a infecciones.
• Manejo inadecuado: malas prácticas de higiene, estrés por frío, cambios bruscos de temperatura, o hacinamiento pueden debilitar el sistema inmunológico del ternero.
• Alimentación inadecuada: leche muy fría o fermentada, cambios bruscos en la dieta o sobrealimentación pueden irritar el intestino.
¿Cuáles son los síntomas?
Los signos clínicos van más allá de las heces líquidas. También pueden incluir:
• Pérdida de apetito.
• Decaimiento.
• Deshidratación (ojos hundidos, encías secas, piel que no vuelve rápido a su lugar).
• Fiebre (o, en casos graves, hipotermia).
• En casos avanzados, debilidad extrema y muerte.
Tratamiento: actuar rápido es vital
El objetivo del tratamiento es revertir la deshidratación, controlar la causa y evitar complicaciones.
1. Rehidratación oral: administrar sueros orales con electrolitos al menos 2-3 veces al día. No se debe suspender la leche materna, salvo indicación veterinaria.
2. Terapia intravenosa: en casos graves, cuando el ternero no puede mantenerse de pie o no toma líquidos, se requiere suero intravenoso, generalmente administrado por un veterinario.
3. Antibióticos: solo si se sospecha infección bacteriana, y bajo prescripción profesional. No se deben usar sin diagnóstico claro.
4. Antiparasitarios: si se detectan protozoarios como Cryptosporidium, se usan productos específicos como halofuginona.
Prevención: la mejor inversión
• Calostro de calidad y a tiempo: el ternero debe recibir al menos 4 litros en las primeras 6 horas de vida.
• Higiene estricta: limpiar y desinfectar el ombligo, los biberones, las camas y las áreas de crianza.
• Ambiente adecuado: seco, sin corrientes de aire, con buena ventilación y temperatura estable.
• Vacunación preventiva: vacunar a las vacas preñadas para que transmitan anticuerpos a través del calostro.
• Monitoreo constante: detectar signos de diarrea temprano mejora el pronóstico.
Conclusión
La diarrea en terneros no debe tomarse a la ligera. Más allá de una molestia momentánea, representa un riesgo real para la rentabilidad y sostenibilidad del hato. Un ternero que sobrevive a una diarrea severa muchas veces queda atrasado en su desarrollo, lo que afecta su rendimiento futuro. Por eso, invertir en prevención, cuidado neonatal y una respuesta rápida ante los primeros signos es la mejor defensa contra este enemigo silencioso. En la ganadería moderna, la salud del ternero es la base del éxito a largo plazo.
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